Thursday, October 16, 2008

Comienza la actividad en el orfanato


Anoche fue el último día de Charlotte, estudiante británica de medicina en el orfanato.

Como suele ser habitual, la noche anterior, se organiza una pequeña fiesta de despedida, donde los niños disfrutan de juegos, bailes y se reparten algunos caramelos y chucherias.

Como no había luz, la hemos celebrado con una vela y un radio cassette a pilas. Es increible comprobar como la solidaridad entre ellos hace que nunca discutan por nada de lo que se les ofrece, ni juguetes, pinturas, caramelos, es mas, lo que no son capaces de comer lo comparten con Basanti o conmigo, no se guardan nada.

Como cada mañana, a las 5:30 he subido a la cocina para limpiar el arroz y limpiar las patatas.

Hoy creo que podré variar un poco la dieta, ya que voy a acompañar a Charlotte a Narayangarh, donde tomará su autobús para Pokhara, donde se quedará unos días para hacer rafting y trekking.

Una vez que los niños se han lavado y cambiado la ropa por el uniforme, los acompaño a la parada del bus donde tras unos 20 minutos de caminar en fila india, esperan a que les recojan. Como se puede apreciar en la foto, se triplica el número de niños que pueden subir en el bus, unos van sentados, otros de pie e incluso algunos en el techo, los mayores.
Vuelvo a la casa donde el taxi nos espera, y tras un viaje por los arrozales de una hora de duración, acompaño a Charlotte hasta que se marcha.
Dispongo de dos horas de tiempo libre para disfrutar de la "civilización" y cuando vuelve la luz a la ciudad, puedo ver el correo y estar un poco en contacto con mi familia y amigo.

Le he pedido al taxista que me acompañe al mercado y me ayude a comprar fruta y verdura para los niños.
Es asombroso, que con solo 2 € he podido comprar 5 kilos de tomates, 1 kilo de guindilla verde, 3 coliflores, 5 kilos de calabacín y fruta variada.
No se cuando podré volver a comprar a un mercado y aprovecho para cargar el taxi a tope.
De vuelta al orfanato, bajo una lluvia torrencial, en cuanto para, me dedico a preparar un canal de riego para el pequeño huerto que estoy montando con ayuda de los niños y de los vecinos, los cuales se han comprometido a prestarme sus bueyes para poder arar.

Monday, October 6, 2008

Dolor de cabeza


Tempranito ( 5,30 am ) , llaman a la puerta y con una sonrisa tan grande como sus corazones me traen un té calentito. Más tarde sobre las 7 de la mañana, cuando el sol empezaba a calentar, era invitado a desayunar : Un inmenso plato de arroz con vegetales, caldo de lentejas y algo de verdura.


Antes, a las 6 de la mañana, junto con Bashantí, la mami, viuda con cuatro hijos, tras el accidente de coche de su marido, he limpiado 10 tazas de arroz y pelado como un kilo de patatas para los 23 habitantes de la casa. Esa será de nuevo mi comida/desayuno, merienda/cena los próximos días


Si me veían de pie me ofrecían una silla. Si tenía frío me arropaban, y sí tenía dolores intentaban ayudarme y darme masajes. Esa es la vida de un rey. Para mí son los reyes la humanidad. Sonríen cuando más dolor tienen y más esperanza tienen, sin tener futuro.Nunca olvidaré cuando una de las niñas, me pidió una aspirina para calmar su dolor de cabeza. La expliqué donde estaban. Y ella me dijo, que quería que “yo” se la diera en su mano.No le importaban las propiedades del medicamento. Para ella lo importante es que el remedio se lo diera alguien, con cariño. Un cariño que nadie le ha dado durante muchos años.
Jugaba con ellos. Reía con ellos y me daba cuenta que no estaban tomando ninguna medicación contra su enfermedad. Pero cual podría ser la solución?. Quién puede sufragar los precios de las multinacionales farmacéuticas? Como es posible que esas sociedades pongan precio a la vida de las personas? Hacia donde vamos?.

Noche en Chitwan

Durante las horas de sol, el calor llega a ser insoportable, pero al caer la tarde, la temperatura bajaba considerablemente y servía para que los mosquitos se acercaran a cualquier punto de luz, para sentir el calor perdido unos minutos antes.
Las luciérnagas aparecían en masa y “quasi” iluminaban el terreno por donde se movían. Para mí siempre han sido estrellas voladoras.Las ranas, lo grillos encontraban el momento para cantar. Por cierto hay una fórmula matemática para calcular la temperatura ambiental con el canto de los grillos. No la recuerdo, pero quién los observe y los sienta, se dará cuenta que en las horas de calor el canto no tiene casi respiro, pero en la noche es más pausado.Nunca olvidaré las risas de las niños antes de dormirme. Y yo preocupado!.....

Primeras impresiones del Orfanato

Por fin ha llegado el día.
A las 6 de la mañana, Asmita me acompaña en taxi a la estación de autobuses donde en el "bus turístico" que en mas de 8 horas recorre desde Kathmandú hasta Nagaraynag en la provincia de Chitwan para un recorrido de 180 km.

A pesar de las prisas hemos llegado a tiempo a la estación de
autobuses, prisas que han tenido como respuesta mas de una hora de espera dentro del autobús. Tiempo que ha servido para que la carraca se llenara hasta la bandera de gente, animales y objetos diversos, tanto en el interior como en el techo. Me he preparado psicológicamente para un viaje de mas de 8 horas en plena montaña, pero aun ni siquiera intuía la odisea que nos esperaba por delante.
Hay paradas y controles de policia cada pocos kilómetros y la gente (que no tiene billete de turista) viaja de pie, sentada sobre el motor o bien en el techo con las maletas. El paisaje, serpentea junto al rio donde mucha gente hace rafting y realmente asusta dado que el espacio en la "carretera-camino bacheado sin asfaltar" hace que haya que parar cada pocos metros porque no hay espacio para dos vehículos y es fácil que el bus se quede a unos centímetros del precipicio.
Las primeras horas han sido monótonas y me he dedicado a buscar la posición ideal que me permitía la mochila que llevaba encima (no había sitio en el maletero o es que no había maletero directamente) y el inexistente espacio entre mis rodillas y el asiento de delante. Recuerdo posturas incomodas, pero como esta pocas.
La ‘carretera’ se iba convirtiendo poco a poco en un camino de piedras
que no paraba de ascender. Me he dedicado a escuchar la música en mi MP3 (bendita compañía) y a observar lo que ocurría a mi alrededor, que básicamente era gente amontonada en el pasillo, de pie, y a las que esperaban horas de trayecto peores que la mía.

A mi llegada a la población de Nagarayang. Charlotte una voluntaria de UK, me espera con taxi para ir al orfanato. En esta caótica ciudad, hemos aprovechado para comprar unos dulces (es el cumpleaños de un pequeño) globlos y caramelos para la fiesta de esta noche.

El recorrido de 1 hora en taxi nos lleva entre caminos intransitables entre arrozales hasta el orfanato. El calor y la humedad asfixiantes hacen que la ropa se pegue al cuerpo permanentemente húmeda y estoy deseando de llegar para poder darme un ducha y cambiarme de ropa.

En la casa hay 22 niños actualmente. La mas pequeña tiene 3 años y los mas mayores 12. Viven como si fueran una gran familia. Las razones principales por las cuales estos niños se quedaron huérfanos son bien porque el padre (normalmente un porteador de trekking o montañismo) murió de alguna enfermedad y la madre repudió a los hijos o bien porque los padres fueron asesinados en la guerra civil entre tropas maoístas y gubernamentales.
Se puede ver por los rasgos de los niños que muchos provienen de zonas remotas. Sus rasgos son mas tibetanos. Muchos de ellos provienen de las castas Sherpa y Lama. Todos los niños son muy educados, responsables y van a la escuela. Tienen problemas de piel, picaduras y piojos pero no parecen tener nada mas grave.
Las condiciones de la casa son mejorables, sobre todo en cuestión de limpieza, así que nada mas llegar a la casa con la comida y de conocer a todos los chavales nos podemos a ayudar con la colada la cual tenemos que interrumpir porque nos quedamos sin agua














Son buenos estudiantes y muy responsables. Se quedan una hora extra en el colegio al que van para reforzar algunas materias y, después, cuando están en casa, siguen estudiando sin necesidad de que nadie les controle. Hace algunos días todos tuvieron exámenes escolares que han pasado con muy buena puntuación!

Los mayores siguen cuidando de los pequeños: juegan con ellos, les ayudan les vigilan, intentan poner paz cuando alguno se enfada,..; por supuesto, con la supervisión, cariño y dedicación de Bashanti, que está en todo.
Algún pequeño ha tenido problemas de salud, de los que ya se ha recuperado. Ciertamente, estos problemas se detectan al observarlos, ya que ellos no se quejan de nada. Tienen una gran fortaleza, a todos los niveles, de la que todos podemos aprender mucho.

Eso sí: lo mejor sigue siendo su alegría, sus sonrisas y sus miradas, que se van volviendo más confiadas a medida van pasando sus días en el orfanato y me hacen sentir un miembro más de su nueva familia.

Cualquier cosa que pueda explicar es poco comparado con lo que se siente cuando se pueden compartir ratos con ellos y dejarse contagiar por su energía.




Om mani padme hum


Hoy aprovecho la mañana para ir al Templo Swayambhunath, también conocido como el 'Monkey Temple'. Este templo esta en el Este de Katmandú, coronando una colina. Desde el hotel es poco menos de una hora andando y a eso de las nueve dirijo mis pasos hacia allí, pero en taxi, ya que la subida son mas 3000 escalones y ya las fuerzas a base de arroz y caldo de lentejas empiezan a flaquear.
Efectivamente, como su nombre indica, el Templo o al menos la cansina escalinata que sube hacia su Estupa, esta llena de monos.
Bueno, a lo que iba, el Templo se ve desde todo Kathmandu. Su Estupa fue construida hace mas de mil quinientos años. Una stupa es una construcción budista donde se guardan reliquias de gran valor para los creyentes. Así que uno no puede entrar en la stupa; lo único que se puede hacer es seguir a los feligreses dando vueltas a la misma en el sentido de la agujas del reloj. El Monkey Temple es centro de peregrinación para mucha gente así que el ambiente merece la pena. Además las vistas a la ciudad son espectaculares.
El templo está sobre una colina, con unas vistas increíbles del valle y rodeado por vegetación.
Las banderas de oraciones literalmente inundan el cielo de árbol en árbol y pequeños templos y monasterios cubren el lugar. La stupa original se fue rodeando de monasterios budistas y pequeños altares que forman el conjunto actual. La leyenda dice que en el lugar donde está la stupa se situaba un loto perfecto que flotaba sobre el lago que antes cubría el valle. Manjusri, el Bodhisattva con la Espada de la Sabiduría del Discernimiento, quería ver el loto de más cerca, así que cogió su espada de sabiduría y de un tajo hizo un cañón en una montaña y drenó el lago. Una vez cerca construyó una stupa donde estaba el loto y fundó la ciudad que se convertiría en Kathmandú. Si la leyenda es cierta la convertiría en la stupa más antigua del valle.

Se respira paz. Estuvimos dando vueltas, sacando fotos, nos metimos en una celebración religiosa con monjes recitando oraciones, trompetas, tambores, olor a incienso y velas. Al estar allí dentro, sentado en un banco para no llamar la atención, te sientes parte del mobiliario y te pierdes en tus propios pensamientos. Un buen sitio donde meditar, si no fuera por los turistas (como yo, pero no yo) que campan estropeándolo todo con sus voces desentonantes.
Ruedas de oración que rodean la stupa, un león protector y piedras con mantras escritos en ellos, pone "Om mani padme hum" en tibetano.

Friday, October 3, 2008

Primeras visitas en Kathmandú


Hoy, tras el madrugón (5 de la mañana) y mi primera comida, compartida con Justine, una voluntaria que ha finalizado su periodo y que en dos días regresa a Polonia, me dirijo con ella y Asmita a las oficinas de Info Nepal, donde durante tres horas recibo mis primeras clases de Nepalí, ya se decir Namasté y Mero naam Jose ho (Hola y mi nombre es Jose), el progreso es evidente, me puedo comunicar.
A las 9 de la mañana comienzo algunas de la visitas que tengo programadas por la ONG.


Complejo de Pashupatinath, es el templo hindú mas importante de la ciudad y que esta dedicado a Pashupati, Dios de las bestias, que es una forma benévola que adopta el Dios Shiva. En el templo solo pueden entrar hinduistas. El complejo esta a orillas del rio Bagmati, que es afluente del Ganges y que tambien es considerado sagrado. En la orilla se encuentran varios ghats de cremación (Arya Ghats) donde se ven piras con cuerpos ardiendo. El Bagmati, al ser un rio con mucho menos caudal que el Ganges, hace que las orillas no se separen mucho, por lo que presenciar la cremación desde la orilla de enfrente, me daba la sensación de que podíamos molestar a las familias de los difuntos.

Es el centro hinduísta más grande de todo Nepal, y uno de los más importantes del mundo. No dejan a los occidentales meterse en el interior (una pena) pero puedes pasear por los alrededores y obtener una vista del conjunto. Pagodas gigantes, templos menores, gente purificándose en el río, todo mezclado con el olor del incienso y la carne de los cadáveres quemándose en la orilla. Es extraña la sensación de saber que estás inhalando un muerto, aunque sean sus cenizas.

Lo único un poco desconcertante en Pashupatinath son ciertos shadus (hombres sagrados) que hay. A algunos de ellos no se les ve rezando ni meditando, solo ofreciéndose como modelos para las fotos que vienen a hacer los turistas a cambio de unas rupias. Siento decir que esto no me ha agradado tanto y que esa manera de venderse choca de frente con esa espiritualidad que se presume de un 'Hombre Santo'. No soy religioso, pero si lo fuera, me ofendería ver eso en mi templo. Pero bueno, también hay shadus verdaderos, de los cuales algunos han hecho promesas como la de estar 40 años de pie. El que hay en Pashupatinath lleva seis años sin sentarse o tumbarse (animo chico que solo de quedan 34 años!)


Bhaktapur es la tercera ciudad mas grande del Valle después de Katmandú y Patán y también era un reino antiguamente. Como las otras dos, también tiene una Plaza Durbar cuyo acceso cuesta 750 rupias. A pesar de lo caro merece la pena entrar, el ambiente es mucho mas relajado ya que, a diferencia de las Durgar de Kath y Patan, la de Bhaktapur no tiene trafico.
Comemos en un restaurante a lado de la plaza y probamos "momos" vegetales, de pollo
La ciudad en sí es increíble. Lo mejor que he visto por Nepal. Es la esencia de la vida de aquí. Una ciudad que no ha cambiado casi en los últimos 500 años. Andar por sus calles era como remontarse a una vida más sencilla y humilde.
Aquí y allá pequeños artesanos trabajan con sus manos, como lo hicieron sus antepasados y como lo hará su descendencia. El sistema de castas sigue arraigado en estas gentes.

La pagoda de 5 pisos impresiona, y la escalinata no menos, sobre todo cuando se ve desde arriba. La decoración del palacio está tan detallada que podría pasar días descubriendo cosas nuevas. Hice fotos a las dos estatuas de Shiva y Parvati, de los que se dice que son tan bellas que al artista que las creó le cortaron las manos para que no pudiera crear otra obra similar.
Con el guía estuve hablando de costumbres newar.
Sujana me contó que cuando un familiar muere aquí no pueden vestir nada negro, sólo blanco, y guardan luto por un año. Además, en el caso del fallecimiento de su abuela, a su padre no le podían tocar, ni cocinar para él, ni comer la misma comida.
Tampoco podían hablarle, y tenía que dormir en el suelo. No me explicó por qué, pero debe ser un tipo de purificación. Todo esto vino a cuenta de que este año no podía celebrar su cumpleaños, ni ninguna fiesta, por el luto.
Por otro lado, aquí el color de las bodas es el rojo. Las mujeres visten sus saris rojos, tika en la frente, bindis rojos, y una raya roja en la separación del pelo, en la raya al medio.


Boudhanath, centro espiritual más importante del budismo mahayana, y la stupa más grande de todo Nepal. Me entró un escalofrío cuando vi los ojos de Buda por primera vez, penetrantes, serenos, infinitos (me encantan), con sus gruesas cejas, el tercer ojo, y la nariz con forma de "ek" (uno en nepalí), unidad. La boca no está, las palabras no son importantes, las orejas tampoco, los cánticos y oraciones tampoco lo son. Sólo el recto contemplar a los 4 puntos cardinales.

Un bosque de banderas de oraciones rodeaban el penacho de la stupa dándole colorido al templo inspirado en un mandala (base redonda, cuadrado encima, luego otro piso circular, cuadrado encima y redondo otra vez... os haceis una idea). Lo primero que hice, por supuesto, fue hacer rodar las ruedas de oraciones y rodear el templo en el sentido de las agujas del reloj. Monjes tibetanos se sentaban o rodeaban el templo con gran devoción, algunos simplemente dormitaban en un asiento. Hay una gran comunidad de monjes tibetanos en la zona, digamos que el templo es "suyo" en el sentido de que es donde se reúnen. Lo bueno de la temporada baja es que no hay casi turistas, y te puedes meter mejor en el ambiente. A lo lejos alguna trompeta entonaba cánticos budistas y otras voces la acompañaban. Es mágico.

Las imágenes, las estatuas, las campanas, ruedas y banderas ondeando. Incluso la sencillez del templo sorprende. Lo malo de las visitas guiadas es que no puedes tomarte tu tiempo para verlo a tu ritmo. Pero para eso está mi percepción espacial y mi memoria para los caminos: Estoy seguro de que volveré. Para verlo mejor y para ir de compras, que vi muchos mandalas bonitos, así como campanas, cuencos tibetanos, ruedas, etc. El paraíso de un turista a precio nepalí y en temporada baja.


Patán, Durbar Square. Impresionante, mucho mejor que la de Kathmandú, más típica, más gente, menos turistas y más templos. Al parecer son más antiguos y los detalles de la decoración son increíbles.
Las fotos dirán más que yo. También vi un templo por el camino, una pagoda de 4 pisos. Al principio creí que era Durbar Square, pero al final sólo era un templo aislado. Una comitiva funeraria pasó delante nuestro portando un cadáver (es lo que tienen los funerales) cubierto sólo con telas y un séquito de gente con incienso derás. Iban al río a quemarlo, por supuesto.
El templo de los mil budas (Templo Mahabuda), aunque está escondido detrás de una calleja, es precioso. Mil figuritas (o muchas, no se si habrá tantas como reza el nombre) esculpidas por toda su fachada, increíble, como un panal de abejas.


Acabo de volver de Thamel, el centro de Kathmandú. Ha sido mi primera visita turística, y es genial la ciudad. Estresante, sí, pero de un modo diferente. No podría vivir aquí, demasiada gente, demasiado tráfico, mucho peligro de morir atropellado (y yo me preocupaba de las enfermedades...). Pero mola ver las tiendecitas, las mujeres con sari, los pequeños templos que aparecen en cada esquina o cada plazuela. Budistas e hinduistas en perfecta armonía. Estilo típicamente indio en edificios y pagodas.
Estuve vagando por las calles sin parar casi en ningún sitio. He intentado hacer fotos a lo que podía. Luego fui a Durbar Square, donde está el palacio real. Gracias a la tarjeta de voluntario hemos entrado por la cara. Lo malo es que es muy fácil perderse. Todas las calles iguales, muchas y sin orden aparente, pero creo que más o menos me quedé con el camino. Si no es fácil, andas en una dirección determinada y te encontrarás en una calle conocida, o saldrás de Thamel. Si no siempre me quedará el "... kaahaa chha?" (¿dónde está ...?).

Transportes públicos en Nepal

Transportes públicos en Nepal

El tema es el siguiente. Autobuses, lo que se dice autobuses, no hay. Lo que tienes son cacharros ruidosos y fábricas de humo. Unos son buses de hace medio siglo, otros simples furgonetas de hippies con más asientos que espacio, o cacharros de tres ruedas que parecen latas de sardinas (tuk-tuk!).
La cosa funciona así. En un punto determinado de la carretera se paran todos y empieza el papel del captador de clientes. Hay un tío (normalmente joven, incluso niños que deberían estar en el colegio) que repite incesantemente el destino al que van a todos los que pasan a su lado. Los que quieren subir, suben, los que no, pasan.
A él hay que pagarle al bajar, no más de 10 rupias, y es el que, yendo medio colgado de un saliente con el cuerpo fuera del automóvil, dirige al conductor y le dice si puede pasar o si golpea a algún otro vehículo. También lanza improperios a otros que se acercan mucho.
Tu mientras te sientas dentro en asientos polvorientos y sin espacio, o en el tejado, donde se supone que van las maletas (muy incómodo, pero toda una experiencia).
Otra cosa es el claxon, imprescindible. Si no lo tocan cada 10 segundos son malos conductores. Y los hay de todos los tipos: normales, de feria (los típicos de los cacharros o los coches chocones) y peculiares. Así parece que el que tenga el más ruidoso gana a los demás y tiene más clientes.
Merece la pena probarlo, sólo para comprobar cómo meter a 20 personas en una furgoneta del tamaño de una de los hippies, donde caben no mas de 9 personas con poco espacio. Mis piernas no están hechas para ello. Ni el techo, porque claro, cuando te toca ir de pie te das cuenta de lo bajos que son aquí. Me ha tocado ir apretado contra gente, oliéndole el sobaco a uno, soportando los tosidos enfermizos de otro en el cuello y los escupitajos sonoros típicos de la zona por la ventana. Aún así, es divertido probarlo.
Así, cuando te quieras parar, con golpear el techo o la pared en cualquier punto se detiene y tu viaje acaba. Puedes respirar de nuevo, aliviado, la contaminación de la ciudad. ¿Paradas? ¿Para qué?

Kathmandú - Smooth as a silk


Kathmandú (Nepal)

Por fin. Destino completado. Como dice el logo de Thai, el viaje ha sido "Suave como la seda". Tras 13 horas de vuelo Madrid - Bangkok y 3,5 h. Bangkok - Kathmandú, llego a Nepal.
Previamente, en la escala en Bangkok, de 6 horas, he aprovechado para recibir mi primer masaje de pies y cabeza de 2 horas.
No puedo describir las sensaciones al pisar esta tierra, ver las montañas, las casas dispersas y de diferentes colores.
Tras conseguir el visado, previo pago de 25 $ , y respirar aliviado al ver mi maleta en la pasarela de maletas salí a la calle. No me fue difícil encontrar a Asmita. De todas formas hay algo que podían mejorar a la hora de recibir a los voluntarios. Con tal de que tuvieran un cartelito con el nombre de INFO NEPAL y el mío todo sería más fácil. Entre la multitud, solo había una persona que con un folio en el que estaba escrito un escueto "JOSE", la picaresca de los taxistas no se hace esperar, cuando al verme leer mi nombre, todos intentan pronunciarlo y llevarme en su taxi. Menos mal que Asmita tenía una foto que le envíe y me estuvo buscando. Nos metimos en un coche algo destartalado y nos lanzamos al tráfico más caótico que he visto en toda mi vida. No había señales, cada uno por donde puede, y el conductor tocaba el claxon cada medio minuto aunque no viniera a cuento (esto es algo muy común en todos los conductores). Por el camino pude ver la vida que inunda estas calles. Gente comiendo en el suelo con su fuego al lado en el arcén de la carretera, puestos y tiendas por doquier, cosas medio derruidas, vacas que campan por donde quieren...
Es una atmósfera diferente, exótica y contaminada. Al final, tras callejear por caminos embarrados llegamos a una pequeña casita al lado de un campo de arroz. Allí vive la familia con la que me quedaré esta semana al menos. Está compuesta por los padres, sus dos hijos y Asmita, la sobrina y mi contacto con Info Nepal que vive con ellos.
La habitación en la que estoy es grande, demasiado para mi, pero sólo dispone de cama y una mesa, por lo que el espacio está bastante desaprovechado.



En una terracita la madre nos sirvió té (riquísimo, por cierto. Tenía leche que luego descubriría que es de vaca y búfalo, y té negro, muy buen aroma) y hablamos un rato.
Hoy me dejan descansar, mañana empiezo las clases de nepalí y las visitas turísticas. Estoy muy cansado. A ver si me llaman para cenar y pruebo mi primera comida autóctona. La luz acaba de irse (normalmente el gobierno la corta 4 horas mínimo al día) y cenamos a la luz de una vela. Lo primero que me impacta es su forma de comer. La cena, que luego será el desayuno también es el Dalh Bath, literalmente arroz y lentejas, arroz hervido y una especie de caldo de pequeñas lentejas acompañado de algunas verduras al curry. De 24 millones de personas que viven en Nepal, casi 22 millones toman esta comida dos veces al día, y entre ambas comidas, solo un par de tazas de te.
Supongo que luego dormiré, que lo necesito.
La casa está más equipada de lo que pensaba, con tele, ordenador y nevera. Pero la zona es muy pobre, las casas o están medio derruidas o a medio construir
La cama no es muy blanda, pero he descansado. El colchón no tendrá más de cinco centímetros, y debajo hay una tabla de madera maciza, así que imaginaros. La familia es my simpática y servicial. Ayer conocí a Asim cuando cenaba. Es el director de la ONG, Info Nepal, que pone a disposición de los voluntarios un par de habitaciones para la adaptación al pais, su lenguaje y cultura.
Lo normal es que al levantarse toda la familia tome té (el famoso chiya, té negro con leche. Al principio creí que tenía canela y otras cosas, pero todo eso es el aroma del té... rico) y luego al rato se desayune.
Me ha dolido ducharme con agua fría, pero me ha ayudado a despertarme.
Creo que en algunos sitios la calientan con placas solares, pero no sé si aquí lo harán. Si lo hacen me empezaré a duchar cuando haga sol...
Otra curiosidad, no existe ni bañera ni placa de ducha, el suelo del baño se usa para tal fin.
Son las cinco de la mañana y la actividad comienza en la casa y en la vecindad, las mujeres salen a la ventana a sacudir sábanas, peinarse, otras se bajan al campo de arroz a arrancar hierbas para sus animales y los albañiles comienzan su faena.