Friday, October 3, 2008

Transportes públicos en Nepal

Transportes públicos en Nepal

El tema es el siguiente. Autobuses, lo que se dice autobuses, no hay. Lo que tienes son cacharros ruidosos y fábricas de humo. Unos son buses de hace medio siglo, otros simples furgonetas de hippies con más asientos que espacio, o cacharros de tres ruedas que parecen latas de sardinas (tuk-tuk!).
La cosa funciona así. En un punto determinado de la carretera se paran todos y empieza el papel del captador de clientes. Hay un tío (normalmente joven, incluso niños que deberían estar en el colegio) que repite incesantemente el destino al que van a todos los que pasan a su lado. Los que quieren subir, suben, los que no, pasan.
A él hay que pagarle al bajar, no más de 10 rupias, y es el que, yendo medio colgado de un saliente con el cuerpo fuera del automóvil, dirige al conductor y le dice si puede pasar o si golpea a algún otro vehículo. También lanza improperios a otros que se acercan mucho.
Tu mientras te sientas dentro en asientos polvorientos y sin espacio, o en el tejado, donde se supone que van las maletas (muy incómodo, pero toda una experiencia).
Otra cosa es el claxon, imprescindible. Si no lo tocan cada 10 segundos son malos conductores. Y los hay de todos los tipos: normales, de feria (los típicos de los cacharros o los coches chocones) y peculiares. Así parece que el que tenga el más ruidoso gana a los demás y tiene más clientes.
Merece la pena probarlo, sólo para comprobar cómo meter a 20 personas en una furgoneta del tamaño de una de los hippies, donde caben no mas de 9 personas con poco espacio. Mis piernas no están hechas para ello. Ni el techo, porque claro, cuando te toca ir de pie te das cuenta de lo bajos que son aquí. Me ha tocado ir apretado contra gente, oliéndole el sobaco a uno, soportando los tosidos enfermizos de otro en el cuello y los escupitajos sonoros típicos de la zona por la ventana. Aún así, es divertido probarlo.
Así, cuando te quieras parar, con golpear el techo o la pared en cualquier punto se detiene y tu viaje acaba. Puedes respirar de nuevo, aliviado, la contaminación de la ciudad. ¿Paradas? ¿Para qué?

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